Editorial Nº 22
Podríamos decir que hay dos tipos de
definiciones de cultura.
En una, la cultura es comprendida como
el conjunto de las características particulares de una nación,
una ciudad, un pueblo, a través del tiempo, y abarcando esas
características los contenidos sociales, artísticos,
científicos, etc. Sería una definición más bien “pasiva”.
En la otra, la cultura es entendida como
las actividades que intencionalmente se realizan en una nación,
una ciudad, un pueblo, para promover su desarrollo hacia
determinados fines, en los mismos contenidos que en el punto
anterior. Sería una definición más bien “activa”.
En ambos casos, obviamente, también
queda involucrada la persona en su sentido individual.
Repetimos que estas definiciones quedan
dentro de los límites y condicionamientos que ellas a sí mismas
se imponen. No pretenden ser universales ni únicas ni completas.
Es sólo un modo de enfoque.
Así, nuestra tarea en la labor
filosófica es absolutamente activa. Porque Konvergencias,
Filosofía y Culturas en Diálogo, promueve y difunde el
pensamiento filosófico, bajo los objetivos de la pluralidad de
voces y perspectivas. Y que conste que la filosofía tal como la
planteamos es la actividad que parte sin supuestos, con las
exigencias de lógica y coherencia, con la reivindicación del
asombro y la perplejidad que a menudo nos llegan cuando se
profundizan los principios y los criterios.
Este Número 22 ejemplifica todo lo ante
dicho. Pensadores como Heidegger, Gadamer, Ricoeur, Parménides,
son analizados en distintos perfiles de sus obras. Temas que van
desde la muerte de Dios a la neurofenomenología biohermenéutica,
desde el homo hipertecnologizado a la ética o las pulsiones de
la muerte en la obra de Dalí, para nombrar algunos.
Sin dudas otros pensadores, otros temas,
más autores nos esperan en las próximas ediciones.
Sin dudas una cultura activa nos impele y nos sostiene.
Prof. Daniel López Salort
Editor