Abstract e Introducción
Este escrito trata de la fenomenología de la
adicción o de lo que se ha dado en llamar la “experiencia
secuestrada", esto es, del modo en que los psicotrópicos -y los
fármacos en general- se presentan como un modo de suplir la ausencia de
experiencias existenciales genuinas y gratificantes. Para ello me ocupo del
análisis de la obra del filósofo alemán Peter Sloterdijk, célebre por su ya
legendaria Crítica de la razón Cínica (i), aunque aquí acotaré mi investigación a otra de sus
obras más sobresalientes: Extrañamiento del Mundo (ii)
.
Sloterdijk, en Extrañamiento
del mundo, concibe la adicción -a la que diferencia del consumo de
drogas como parte de un ritual de éxtasis o de embriaguez- como una
"dialéctica de huida y búsqueda de un mundo".
Sloterdijk hará referencia
al orden del mundo antiguo –chamánico–, donde las “drogas” poseían un
status fármaco-teológico –ellas mismas son elementos, actores y fuerzas del
cosmos ordenado en donde los sujetos intentan integrarse con miras a su
supervivencia–. Las ayudas farmacéuticas son especialmente requeridas en
tiempos en que los individuos se sienten enfermos y extraños (iii).
Los resultados de estas
investigaciones serán objeto de
análisis tanto en la Cátedra de Antropología Filosófica en la Escuela de
Medicina de la Universidad Andrés Bello, como en los siguientes
Seminarios de Postgrado en el
presente año 2006: Magister en Etnopsicología de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso (iv) y Magister y Doctorado en Filosofía (v), en
el Instituto correspondiente de la mencionada Universidad.
Descriptores
Antropología
– Filosofía – Crítica cultural –
Razón cínica – Magister en Etnopsicología –
Historia de la civilización –
abstinencia – drogas – ritual
– adicción – Medicina.
1. Critica de la Razón Cínica.
Desde su monumental Crítica
de la razón cínica (vi), de 1983, profusamente leída y debatida en Alemania,
saludada por Jürgen Habermas como el acontecimiento más importante en la
historia de las ideas desde 1945, el alemán Peter Sloterdijk se ha impuesto
como uno de los pensadores europeos más fecundos e innovadores, su obra
desató una fuerte polémica, alcanzando una influencia y gravitación quizá
similar a la que tuvo en la década del veinte La decadencia de Occidente
(vii), de Spengler.
Sloterdijk quien enseña
filosofía en la Hochschule für Gestaltung de Karlsruhe, Alemania, se
encuentra inserto en la tradición de Nietzsche y Heidegger, emparentado a
la vez con artistas contemporáneos de la sensibilidad de Wim Wenders y
Peter Handke.
La Crítica de la razón
cínica puede leerse como una puesta al día de la Dialéctica de la
Ilustración de Adorno y Horkheimer. No se trata ya del nihilismo en
ascenso, ni la metamorfosis de la razón en un nuevo mito ni, mucho menos,
del dominio de la razón instrumental lo que Sloterdijk describe y denuncia,
sino el cinismo difuso de nuestras sociedades exhaustas. Ese 'nuevo
cinismo' que se despliega como una negatividad madura que apenas
proporciona un poco de ironía y compasión, pero que finalmente desemboca en
la desesperanza. Un cinismo que Sloterdijk define como 'falsa conciencia
ilustrada': la de quienes se dan cuenta de que todo se ha desenmascarado y
pese a ello no hacen nada, la de quienes se dan cuenta de que la escuela de
la sospecha tampoco ha servido de mucho. De allí cierta voluntad
iconoclasta, voluntad de ruptura con
el pacto cívico ante una comunidad que aparece inauténtica y perturbada,
por lo que el verdadero cínico prefiere escapar de la alienación, optando
por el camino autárquico (autarkeia) antes que andar embrutecido como el
rebaño domesticado, gobernado por las rutinas y convenciones de la gran ciudad.
Sloterdijk realiza una
"deconstrucción" radical -en el más genuino sentido del postestructuralismo francés- del concepto
de logos tal y como nos lo ha legado la historia de la filosofía
occidental, y para hacerlo se sirve del cinismo antiguo: de la risa, la
ironía y las interpelaciones.
El escándalo parte de su
melancólica declaración del fracaso del humanismo como utopía de la
domesticación humana mediante la lectura, ante las nuevas técnicas de
agitación y desinhibición de las masas, pero también del supuesto coqueteo
con el vocabulario nazi y con las peligrosas fantasías de Nietzsche acerca
del superhombre, así como con las ideas de Platón sobre el Estado como
parque zoológico humano, donde una elite de sabios planifica la vida de los
hombres al modo de un staff de tecnócratas al frente de una empresa de
ingeniería genética (viii).
Sloterdijk desarrolla, así,
un nuevo tipo de fenomenología y ontogénesis de los espacios humanos,
repasando sus aventurados vericuetos por el imaginario de la historia, el
arte, la literatura, la música pop, la mitología, la patrística, la
medicina magnetopática, la psicología analítica, la mística y la filosofía.
2. - En el mismo barco; de
las hordas al turismo a escala mundial.
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Sloterdijk nos presenta un
fresco histórico universal de formato hegeliano -esto para disgusto de aquellos
que se solazaban con el fin de los grandes relatos-. Sloterdijk realiza un
mega-relato de la globalización. Sitúa primero la globalización metafísica,
la de la cosmogonía griega, después, la de fines del siglo XV, la
globalización náutica; cuando el cosmos eran la Tierra, el globo terráqueo
y la esfera celeste, hasta que en el siglo XX el globo celeste desaparece y
la Tierra se queda sola. La tercera etapa, la actual, sería la
globalización electrónica informática, en la que –dice Sloterdijk– los hombres
superan las distancias, y el mundo vuelve a hacerse más pequeño, porque si
la segunda etapa generó el cosmopolitismo, la tercera globalización produce
un provincianismo global.
Como en su breve ensayo En
el mismo barco (xi) (1993)
donde recorre la historia universal a través de travesías exploratorias por
las diversas fantasías sociales (x). Aquí, tomando como imagen directriz la
metafórica de la navegación, Sloterdijk esboza una teoría de los estadios
históricos del género humano.
En el primero, se indaga en lo arcaico, en la
originaria vida de las hordas, aquí
nos presenta a las antiguas hordas como una especie de islas flotantes, que
avanzan lentamente, de modo espontáneo, por los ríos de la vieja naturaleza.
Se separan del medio exterior por la revolucionaria evolución de las
técnicas de distanciamiento –sobre todo por la novedosa sincronía de huida
y contraataque– y están sujetas desde su interior por un efecto invernadero
emocional, que amalgama a los miembros de la horda –a través del ritmo, la
música, los rituales, el espíritu de rivalidad, los beneficios de la
vigilancia y el lenguaje– en una especie de institución psicosocial total.
En el segundo
período, la
época mundial de la navegación, se describen poderosas fragatas, con galeras
estatales, que parten hacia arriesgados y lejanos destinos. Si antes se ha
señalado que los primitivos grupos humanos habían surgido de la vieja
naturaleza por una especie de formación de islas, ahora, para proseguir con
esta idea, se tendrá que asumir que, en cuanto el fenómeno del dominio se
volvió epidémico, los grupos humanos empezaron a explotar a otros
grupos como si fueran de una
naturaleza distinta. Aquí la “humanidad” se escinde en dos grupos, los que crecen por el esfuerzo y los que se
estancan en el sufrimiento. La
política clásica busca cohesionar a estos grandes grupos; si cabe decirlo
así, los hombres se acercan más entre sí, cuanto más extraños se hacen
entre sí. Lo que les une ahora es la íntima extrañeza del amo y el esclavo (xi).
La tercera época, es la del turismo
a escala mundial y de mares de ahogados, la política es como un crónico
y masivo accidente de coches en una autopista envuelta en la niebla.
Con la humanidad caminando a
tientas, la antropología viene a ser la "ciencia de la imprudencia y
de la frivolidad del ser humano al edificar formas de vida sobre promesas
imposibles”. La marcha del mundo en su conjunto se asemeja mucho más a una
fiesta de suicidas a gran escala que a una organización de seres racionales
enfrascados en la tarea de conservarse a sí mismos (xii).
3.- Extrañamiento del Mundo; abstinencia, drogas y ritual.
“¡Ay!
quién nos contara la historia completa de los narcóticos! Ella es punto
menos que la historia de la 'formación', de lo que suele llamarse civilización”.
F.
Nietzsche , Die fröhliche Wissenschaft, 86
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En Extrañamiento del mundo (xiii), Sloterdijk piensa al
hombre como mediocridad insatisfecha, semidepresiva, como una vitalidad
atontada que triunfa, como un animal triste que se menosprecia, hundido en
la ambigüedad del propio yo. Y hallará en la música el abastecimiento de la
necesidad de huida del mundo y en las drogas, un fallido intento para
derribar la ontología de la trivialidad.
Las reflexiones sobre la droga arrojan luz sobre rincones ciertamente
inéditos de la historia de la civilización y el pensamiento.
El desafío de la cuestión para los
investigadores actuales estriba en retrotraerse, con ayuda de la fuerza
imaginativa histórica, a una época en que las drogas actuaban, sobre todo,
como vehículos de un tráfico fronterizo, metafísico y ritualizado.
El uso ritualmente acotado de drogas forma
parte, desde el punto de vista psicológico, de las casi desaparecidas prácticas chamánicas. En éstas se concibe el interior humano en
la medida en que está ya delimitado, no tanto como esfera anímica cerrada y
autónoma, sino como espacio de manifestación y escenario para lo que ha de
llegar, acontecer y consumarse.
Al respecto Sloterdijk esboza la tesis de que la filosofía nació
cuando los descendientes de los magos se establecieron en la polis y
hubieron de acomodarse a las reglas de la intermediación urbana, o cuando señala que, en el
momento en que la extática quedó sometida a la retórica, se desarrolló una magia
civil cuyos discípulos comenzaron a dedicarse a oficios en apariencia
completamente desembriagados, como políticos, oradores, educadores y
juristas.
Ahora bien, es
aquí en Extrañamiento del Mundo
(xiv)donde Sloterdijk propone leer la Historia de la Cultura como historia
de la abstinencia (xv). A partir de lo cual, el filosofar pasa a ser
concebido como “una forma procesal de la sobriedad” y el análisis
antropológico-cultural del problema de las drogas remite a una especie de fenomenología
del espíritu propenso a la adicción (xvi). Sloterdijk, en Extrañamiento
del mundo, concibe la adicción (a la que diferencia del consumo de
drogas como parte de un ritual de extásis o de embriaguez) como una
"dialéctica de huida y búsqueda de un mundo", y cita extensamente
el libro de Jünger Acercamientos; Drogas y ebriedad (xvii) o lo que
Giddens caracteriza como la “experiencia secuestrada", esto es, un
particular intento de suplir la ausencia de experiencias existenciales
genuinas, donde encontrar un arraigo para la vida. Quien se hace adicto a
los narcóticos es porque carece de motivaciones fuertes en cualquier otra
dirección. La droga se impone por
defecto, nadie decide ser un adicto -se despierta una mañana enfermo y ya
se es adicto-. La droga tiene un carácter sustitutorio. Sustitutorio del
culto al dinero y del éxito intramundano. Quien no pueda acceder a esas drogas
sustitutorias es, en el decir de Sloterdijk (xviii), arrojado de hecho
a las drogas duras. Quien no puede drogarse con grandes cuotas de éxito o
dinero simplemente tiene que consolarse con sustitutos
químico-farmacológicos, con una felicidad sintética y espectral.
Sloterdijk
habla de "la autoexperiencia pánica del acto de presencia", de
donde se concluye que 'la ausencia' sería un 'darse cuenta' del mundo
interior, sin interferencias, como si esa zona de fantasías, anticipaciones
y deseos, interviniera para mitigar la intensidad de la presencia o de la
ausencia. De modo tal que casi sería posible pensar en la evolución
del hombre occidental como la historia de su alejamiento del mundo externo
y del mundo interno como una historia de la fantasía. De modo que gracias a
la fantasía y, si se quiere, a la sublimación, es que los mecanismos neuróticos han tenido
originariamente una función adaptativa sin la cual hubiese sido imposible
el desarrollo tecnológico y científico
así como el de las artes.
En la ideología clásica y su crítica, el hombre
estaba subyugado por las necesidades, sujeto a ellas y se refugiaba en las ilusiones.
Ahora ocurre justo lo contrario, vivimos en el lujo y simulamos las
necesidades. Es una comedia de la necesidad.
Pero debemos precavernos, la palabra droga
seguirá siendo una designación defectuosa en tanto la entendamos sólo en su
identificación químico-farmacéutica y policíaco-cultural. En el
orden del mundo antiguo chamánico, las “drogas” poseían un estatus
fármaco-teológico –ellas mismas eran elementos, actores y fuerzas del
cosmos ordenado en donde los sujetos intentaban integrarse con miras a su
supervivencia-. Las ayudas farmacéuticas son especialmente requeridas en
tiempos en que los individuos se sienten enfermos y extraños. En ellas buscan asilo los hombres cuando
están persuadidos, por sí mismos o como cuerpo social, de que se presenta
una interrupción de la armonía global.
De manera que las sustancias psicotrópicas no se utilizan para la
embriaguez privada sino que actúan como reactivos de ‘lo santo’, como
apertura senso-espiritual a lo demoníaco.
Ahora bien, más allá de estas consideraciones
antropológico-culturales, no cabe duda que las campañas contra la droga,
sean con miras terapéuticas, religiosas, policiales o jurídicas, merecen
ser interpretadas como parte de un complejo drama psicohistórico. El
sentido de esas campañas no queda claro mientras no se tenga en cuenta que
son parte de una lucha espiritual de insondables orígenes, una guerra con
frentes confusos, alianzas conspirativas, que puede ser rastreada en la
historia de las culturas, desde los albores de la humanidad hasta nuestra complejas sociedades
postmodernas, lo que indica que en esta arena el hombre ha jugado siempre
su destino, adquiriendo este combate entre la embriaguez y la sobriedad una
dimensión épica.
Notas
(i) SLOTERDIJK, Peter, Crítica de la razón cínica, Siruela,
Madrid, 2004
(ii) SLOTERDIJK, Peter,
Extrañamiento del mundo, Editorial Pre-textos, Valencia, 2001.
(iii) Ver Artículo
relacionado “William Burroughs; Metáfora Viral, compulsión y Literatura
conspirativa” en Revista Observaciones Filosóficas http://observaciones.sitesled.com/metaforaviral.html
(iv) http://observaciones.sitesled.com/postgrado.htm
(v) http://www.pucv.cl
(vi) SLOTERDIJK,
Peter, Crítica de la razón cínica, Siruela, Madrid, 2004
(vii)
SPENGLER, O., La decadencia de Occidente (1918), Espasa-Calpe, Madrid
1926, 4 vols.
(viii) El hombre goza y sufre, a su vez, su ser
animal, mantenimiento algunos aspectos de su fase larvaria, desde
donde alarga su morfología fetal.
(ix) SLOTERDIJK, Peter, En el mismo Barco,
Editorial Siruela, Madrid, 1994
(x) “Las sociedades son sociedades mientras
imaginan con éxito que son sociedades”.
(xi) SLOTERDIJK, Peter, En el mismo Barco,
Editorial Siruela, Madrid, 1994, p 55.
(xii) SLOTERDIJK, Peter, Experimentos
con uno mismo, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2003.
(xiii) SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del
mundo, Editorial Pre-textos, Valencia, 2001.
(xiv) Ibid.
(xv) SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del
mundo, Editorial Pre-textos, Valencia, 2001, p. 123
(xvi) SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del
mundo, Editorial Pre-textos, Valencia, 2001, p. 139
(xviii) Acercamientos. Drogas y ebriedad. Obra expone las experiencias de Jünger con
varios tipos de sustancias psicoactivas, tanto enteogénicas como
estimulantes u opiáceos.
(xviii)
SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del mundo, Editorial Pre-textos,
Valencia, 2001, p.138.
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